La vida es como una caja de bombones
Antes de vernos pensaba: “Vale, sé que no es lo más común declararse fan incondicional de alguien a quien no conoces, pero algunos análisis racionales e irracionales me indican que voy a estar entre tus seguidores más absolutos”. Me temo que tras nuestro primer encuentro la premonición va tomando tintes de realidad.
Las esperas tienen una pizca de crueldad, la pizca justa para que tengan su oportuno encanto. Desde el momento en el que pusimos fecha a nuestro encuentro he jugado a ponerte cara, color de ojos e incluso hoyuelos en tu sonrisa. Esto último se debe a que yo una vez tuve dos hoyuelos, aunque como ya habrás observado uno se me perdió, quizás porque el tiempo que todo lo moldea, un día decidió retocarme la sonrisa.
He de decirte que en este mundo en el que todo va tan rápido, hasta el tiempo que he estado pendiente de conocerte ha sido bonito. En este sentido, quiero avisarte de que te dirán que lo que prima es la inmediatez y la gran mayoría de las veces será falso. Todo tiene su tiempo, ya verás que iremos a la piscina en verano, cogeremos setas en otoño, en invierno tocará abusar de los juegos en casa y en primavera saldremos con las bicis y, de manera instintiva, haremos mil fotos al campo. Te digo esto, mi pequeña cómplice, porque saber disfrutar y optimizar la espera es un arte, además de necesario. La naturaleza te impone esperas ineludibles y jamás pienses que son una pérdida de tiempo, sobre todo porque quien espera vive y vivir es el acontecimiento más bonito que te han dado tus padres.
Todo lo escrito hasta ahora es fruto mi espera por ti, posiblemente para mucha gente no sea el fruto más rentable de una inversión de tiempo, para mí, estás y otras muchas reflexiones que te contaré más adelante, son el resultado de una experiencia preciosa. Por eso te aseguro que conocerte ha sido una de las emociones más bonitas que he vivido, pero que el tiempo de la espera nunca fue inútil.
Para concluir, quiero avisarte de que soy un poco pesado y un tanto rarito, con decirte que mis referencias de héroes son Forrest Gump y Don Quijote te lo digo casi todo.
Anoche me imaginé sentado en ese banco en el que Forrest contaba su vida a todo el que pasaba mientras esperaba el autobús, la diferencia es que yo era Forrest y a su lado, escuchando mil historias, permanecía una pequeña que se reía unas veces, se sorprendía otras y hasta se quedaba dormida a ratos. Curiosamente, estabas tú.
Comentarios
Publicar un comentario