De vuelta al fútbol
Recuerdo mi infancia y parte de mi adolescencia defendiendo aquello que algunos definían como “más que un club”, cómo me llenaba de argumentos ante la sobrada historia madridista, cómo me ilusionaba cada jornada de liga y cómo relataba mi visión de todo aquello en un viejo cuaderno, en el que plasmaba los periplos de aquel Dream Team, que aunque no ganó tanto como el de Guardiola sí que es cierto que ilusionó tanto como el Atlético del Cholo, tan de actualidad.
De aquel Barça sólo quedan recuerdos, a mi modo de ver las cosas la institución se fue pervirtiendo, contaminando por otros derroteros y otras filosofías, quedándonos sin argumentos a los que peleábamos algo en lo que los que dirigían el barco ya no creían, entre los Laportas, Rosells y un largo etc se encargaron de hacer desaparecer aquel Barça, al menos como yo lo entendía.
Tanto es así, que durante años han conseguido que se eliminara de mi todo interés por el fútbol. Me he pasado años sin saber quién ganaba las ligas y demás trofeos importantes.
Tanto es así, que durante años han conseguido que se eliminara de mi todo interés por el fútbol. Me he pasado años sin saber quién ganaba las ligas y demás trofeos importantes.
En mi época viviendo en Sevilla, volví a coquetear con el fútbol. Allí es casi imposible escapar de las garras futboleras, de la pasión por un deporte que allí es más rey que en ningún otro sitio. Caí en las manos, ¡¡benditas manos!!, del sevillismo. Entre los años 2005 y 2007 en Nervión se rebosaba arte de banda a banda y de fondo a fondo, mucho había que odiar el fútbol para no caer rendido. No olvidaré jamás el día que mis compañeros sevillistas de trabajo me regalaron una camiseta de Kanouté, la estrella del momento en la ciudad donde el sol brilla a la vez que palmea, era como condecorarme con una medalla de suma importancia para ellos. Desde entonces llevo al Arrebato con un “run run” de forma casi constante en mi cabeza.
A pesar de alegrarme de todo lo que le pasaba al “equipo del arte y el salero, al equipo del Ramón Sánchez Pizjuan”, como cantaban por allí, continuaba sin ir mucho más allá, seguía sin saber quién estaba en primera y sin ser capaz de tragarme un partido que no fuera transcendental. Pero después de unos años llegó el Comunio, ese curioso reinvento de la antigua Liga Marca, al que no tardé en engancharme y gracias al cual me enteré de que equipos como el Getafe o el Granada son de primera, por el que he vuelto a saber quiénes están en lo bajo de la tabla y hasta he vuelto a ver partidos del Rayo Vallecano, ¡¡¡Desde mi adolescencia no sentía interés similar!!!.
En esta vuelta al fútbol me encontré con que ¡¡hasta la selección gana títulos!!. También descubrí al Barça de Guardiola, el del tiki taka, el que todo lo ganaba, aunque por extrañas razones ya no me hacía saltar de la silla como antes. Hace años que no me levanta de la silla, hace años, como dice la canción, que no siento nada al hacerlo con él, quizás porque hace años que dejó de existir.
Y en esta vuelta al fútbol, me encuentro que los equipos que siempre han contado con mi simpatía están en lo más alto, el Sevilla por los motivos ya expuestos y el Atlético, supongo que porque la tradición familiar no se puede evitar y no olvido que en mi casa siempre se hacía un escrupuloso silencio cuando salía Jesús Gil y Gil en el parte. Hoy estos equipos trasmiten cosas, no sólo ni necesariamente victorias, porque a mi escaso entender una victoria no lo justifica todo y no siempre debe llenar, hay vida más allá de las victorias. Al que le llena una victoria con independencia de como sean, es un drogadicto que necesita su dosis permanente, incapaz de encontrar placer fuera de su chute.
En definitiva, me alegro mucho de haber vuelto al fútbol y de que mi visión del fútbol sea un tanto comunista, el fútbol es y deber ser siempre para el que lo trabaja, no para el que lo compra o lo prostituye.
Por todo ello, esta tarde gritaré: “AUPA ATLETIIIIIII”
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