Sacando provecho

 

Nos encontramos en la era de los equipos multidisciplinares, no hay nadie, ningún profesional que lo pueda saber todo de cualquier cosa. Es evidente que no existe persona cuya brillante trayectoria y currículo le haga estar en posesión del conocimiento universal y por lo tanto es de imbécil creerse dueño de la verdad absoluta, considerando su verdad como una, grande y libre.

Es de sabios partir de la idea que del más tonto se puede obtener algo provechoso, porque nada ni nadie puede ser un 100 % bueno ni un 100 % malo, la pureza es algo a lo que solo se aspira en el campo de lo divino, un campo que, de momento, a mí se me escapa, por eso prefiero centrarme en el mundo terrenal, el de los que pecamos y nos confundimos, el de los buenos.

Dicho esto, entiendo que no hay que rechazar todo lo que viene de tu oponente, del que piensa distinto, del que consideras desecho intelectual, porque seguro que tiene un porcentaje de sustancia provechosa, y esa sustancia hay que tratar de pirateársela, de lo contrario estamos renunciando a demasiadas cosas, desperdiciando demasiadas posibilidades de no fracasar y el tinglado de la vida está montado para optimizar los recursos que tienes a tu alcance, en el tiempo tasado para ello, un tiempo con fecha de caducidad.

Un ejemplo claro de los problemas que conlleva el no aprovechar los recursos que te ofrece el adversario, lo tenemos con el caso Urdangarín, otro yerno que le sale rana a nuestro monarca ( hay que pensarse eso de mezclar sangre azul con otros colores, que después salen tonalidades demasiado exóticas y pasa lo que pasa), cuantos disgustos se hubiera evitado Don Juan Carlos si en Zarzuela hubiesen permitido, que alguna que otra vez a través del real hilo musical de palacio, hubiera sonado Serrat, que se yo… en Nochebuena, después de cenar, entre copa y copa va doña Sofía y al pulsar el play suena eso de:

Niño,

deja ya de joder con la pelota,

que eso no se dice ,

que eso no se hace,

que eso no se toca…

Pero claro… en Zarzuela no suenan republicanos, aunque puedan decir algo sin malicia alguna, algo que pueda ser útil al común de los mortales. Mientras tanto y por no dejar sonar tan acertado mensaje subliminar, Iñaki comenzó jodiendo con la pelota y continuó diciendo, haciendo y tocando lo que no debía. Y por si fuera poco el lio, esta semana se presenta en Zarzuela un antiguo “compi” del yerno deportista, vestido de representante abertzale, y esto es el colmo de la mala suerte para Don Juan Carlos. Ahora lo imagino meditando qué hacer con la imagen de cera que se le hizo al sospechoso duque … eso le pasa por tener tanta prisa de transformar lo carnal en cerumen cuando alguien entra en palacio. Yo exijo que lo que el Rey ha hecho cera, cera se quede.